Monday, December 8, 2008

Navidad de una rica y famosa




Si algo les gusta celebrar a "las ricas y famosas" es la Navidad. Además de darles mucha ilusión, es un pretexto perfecto para "recibir" y ser "recibidas". Es decir, para organizar y asistir a todo tipo de reuniones. Lo importante es lucir su casa, su nacimiento y su árbol de Navidad, pero sobre todo, reunirse con los amigos también "ricos y famosos".

De ahí que muchas de estas señoras se encuentren, en estos días, des-bor-da-das, des-bo-ca-das, des-ve-la-das, des-or-ga-ni-za-das, des-tem-pla-das y des-es-pe-ra-das porque no les alcanza el tiempo para nada. Imaginemos la víspera de Navidad de cualquiera de estas mujeres. Imaginemos sus pensamientos mientras conduce su BMW plata por el Paseo de la Reforma para dirigirse a la avenida Presidente Masaryk. Y por último imaginemos las últimas compras que aún le faltan por hacer.

"No es posible este tráfico. No me va a dar tiempo de hacer nada. ¡Qué horror! Es tardísimo y todavía tengo que pasar a Banamex a recoger los travelers. Primero pasaré a Hermés para comprar el regalo de Paty. Ay, ¿pero una secretaria apreciará lo que es una mascada de seda de Hermés? I doubt it. Creo que es mejor comprarle algo como una agua de colonia Estée Lauder o un suéter en Zara. ¡Híjole, qué tonta, se me olvidó cancelar a la masajista! Bueno, ni modo... ¡Que me espere! Al fin que ya le pagué por adelantado la tanda de 12 masajes. ¿También se le pagará aguinaldo a las masajistas? La verdad es que se me haría too much... Mejor le regalo la nochebuena que me mandó mi vecina. Ay, que no se me olvide pasar a Frattina, para comprarme un body negro con mangas largas. Ay, también tengo que ir a Tane a recoger la gargantilla que aparté para mi cuñada. Espero que no se le olvide al chofer pasar por el mantel a la tintorería. Es tan pendejo que de seguro se le va a olvidar. Mejor le llamo por teléfono".

Al llegar al alto de la esquina de Presidente Masaryk y de Goldsmith, de pronto se pone el alto. En esos precisos instantes, nuestra heroína saca de su enorme bolsa de Louis Vuitton un celular minúsculo de marca Sony con pantalla a colores. "Bueno... ¿José Luis? ¿Por dónde estás? ¿Todavía estás en el Periférico? Pero si te fuistes (sic) hace horas. ¿Qué hay mucho tráfico o qué? Bueno... Óyeme, después de que dejes los regalos de la mamá del señor, del doctor de los niños y de la señora Beatriz, tienes que pasar a la tintorería Coahuila que está en la colonia Roma y buscar el mantel de organdí. Luego no te olvides de pasar a buscar el vino Monte Xanic a la colonia Granada. Son tres cajas, ¿eh? Ah, y las latas de paté al restaurante de Champs-Elysées que está allá en Reforma. Pregunta por el señor Arturo. El te las va a dar. De regreso a la casa pasas a Trico allá en Monte Athos y me compras cuatro latas de jalea de arándano. ¿Me escuchaste bien? Arán-da-no. No, no Avándaro. Ese es un pueblo. Arán-da-no. ¡Apúntalo! ¿No tienes con qué escribir? Mira, está fácil... Arán-da-no... con acento en la 'a'. Que no te vayan a dar jalea de manzana, ni de blueberry. Es de arán-da-no. ¿Ya me entendistes? (sic)".

Una vez que la señora cuelga su telefonito y lo guarda de nuevo en su bolsa, retoma el hilo de sus pensamientos. El tráfico todavía se encuentra muy congestionado: "Tengo que pasar a La Marquesa a comprar dos kilos de trufas de chocolate. Luego tengo que pasar a La Europea para comprar cuatro botellas de tequila Porfirio. Ha de ser muy buenérrimo, porque está carísimo. ¡Qué bueno que gracias a Carlitos Hank no tengo que comprar la champagne! Qué buena onda porque aparte de la piel de ocelote, le mando a Pato dos cajotas de Dom Perignon. ¡Híjole, todavía no le hablo a su esposa para darle las gracias! Que no se me olvide pasar a Bvulgari, para recoger el reloj de Pato. Ay, ojalá que le guste el modelo Scuba. ¡La verdad es que está precioso! Por algo me salió en 5 mil dólares. Si no hubiera sido por el precio especial que me hizo Berger, no lo hubiera comprado. ¡Estoy loca! Pero qué no haría por mi Pato. Gracias a Dios ya les compré su regalo a 'las maids'. Todavía no estoy muy segura si darles de aguinaldo una semana o 15 días de su salario. La verdad es que son bien huevonas. Nada más de tres criadas, una cocinera, dos choferes, el jardinero y el vigilante, tengo que desembolsar como 30 mil pesos... Híjole, la verdad es que me duele el codo. Debí de haber despedido a dos de ellas, justo antes de Navidad. Así me hubiera ahorrado el aguinaldo, pero ahora ya es too late. ¡Qué barbaridad, todavía me falta comprar el regalo de Lety y de Nancy! No puedo llegar al salón sin sus regalos de Navidad. Ay, ¿y qué le voy a llevar a Ken, él que es tan lindo conmigo, que me corta el pelo tan bonito, que luego luego me recibe y me hace tanta conversación? ¿Y si le compro una pluma Cartier? ¿Cuánto podría costar? ¿Cuatro mil... 5 mil pesos? Vale la pena. Gracias a él, siempre estoy súper bien peinada... La verdad es que tengo un corte de pelo di-viiiiii-no. Que no se me olvide comprar el disquete de la camarita de video. Ay, otro alto... ¡Qué horror! ¿Por qué no avanza ese coche? Tengo que hablar a la casa...".

Para esas horas de la mañana, esta "rica y famosa" empieza a transpirar, debido a su gruesísimo suéter de cachemira, su falda de gamuza y sus botas de piel Prada, que se puso desde muy tempranito. Su pelo rubio, acentuado con centenas de "luces" doradas se ve un poquito grasoso y despeinado. El "botox" que se inyectó, hace unas semanas, en la cara, más que rejuvenecerla, le da un aspecto de rigidez a sus facciones: "¿Quién ha hablado?", pregunta de pronto a su empleada doméstica, que hace las veces de su secretaria, desde su celular. "¿Hablaron de American Express? Pero si acabo de pagar más de 200 mil pesos. ¿Qué te dijeron exactamente? ¿Nada más que me comunicara con ellos? Están cómo operados del cerebro... Mira, si vuelven a llamar, diles que ya pagué lo de moneda nacional y lo de dólares. Que estoy clean... No mira, mejor, dales mi número del celular. Bueno, ¿quién más llamó? Okey. Okey. Okey. Oye, ¿no me llamaron de Vamos México? ¡Qué raro, porque me deben de mandar el recibo para la deducción de impuestos del donativo que les acabamos de enviar por la Navidad! Oye, cuando lleguen los niños del colegio, les das de comer y después que los lleve el chofer a sus clases de tenis. Que a Patito no se le vayan a olvidar sus brackets. ¿Ya pusieron las botellas de champagne a enfriar en el refrigerador? Okey. Bueno, yo no me tardo mucho. Cuando termine de mi shopping, me voy al salón. Si me hablan, que me hablen a mi celular, ¿Okey? Bueno... Adiós".

Respecto a nuestra globalifílica, todos los años es lo mismo. Las mismas carreras, los mismos gastos, los mismos compromisos y el mismo estrés. Todos los años, en esta época del año, esta "rica y famosa" hace las mismas reflexiones en relación con el aguinaldo de sus empleados, de sus vacaciones y de sus regalos navideños. Todos los años, la invade el mismo espíritu de una Navidad consumista y superficial. Todos los años organiza la cena familiar en su casa y todos los años, después de la fiesta, se duerme con la conciencia tranquila.

Guadalupe Loaeza
Ilustración: Arturo Elena

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